Ansiedad en el día a día: cómo reconocerla y aprender a gestionarla en tu rutina¿Te ha pasado que vas al trabajo, quedas con amigos o incluso intentas dormir, y de pronto aparece esa sensación de nervios, tensión y pensamientos que no se detienen? Esa es la ansiedad...
Una silla vacía para sentirte más cerca de ti
Una técnica sencilla para regular emociones con amor y presencia

Una silla vacía
A veces, las emociones nos atropellan. Llegan sin avisar, como una tormenta, y no sabemos muy bien qué hacer con ellas. ¿Te ha pasado? Es normal. No nos enseñaron a escucharlas, mucho menos a entenderlas. Por eso, hoy quiero compartirte una herramienta sencilla pero muy poderosa: la técnica de la silla vacía, una forma de reconectar contigo y con lo que sientes.
Este ejercicio no requiere más que un poco de tiempo, un lugar tranquilo… y una silla vacía. Esa silla representará distintas partes de ti: las que sienten, las que callan, las que duelen, las que necesitan, las que saben.
La propuesta que te comparto hoy parte de un enfoque humanista, compasivo y estructurado que permite conectar con lo que sentimos sin juicio y desde el autocuidado.

Paso a paso: un ejercicio guiado para el autocuidado emocional
1. Respira y vuelve a tu cuerpo
Haz una pausa. Inhala hondo. Exhala lento. Cierra los ojos si lo necesitas. Pregúntate: ¿cómo está mi cuerpo hoy? Quizás haya tensión en la espalda, un nudo en la garganta o presión en el pecho. No intentes cambiar nada. Solo escucha. Detrás de cada sensación, hay una emoción que quiere ser vista.
2. Invita a tus emociones a sentarse contigo
Imagina que cada una de tus emociones toma asiento frente a ti, una por una. Invita a la tristeza, la rabia, el miedo, la ansiedad… y dialoga con ellas. ¿Qué quieren decirte? ¿Qué historia traen consigo?
Este es un espacio seguro donde puedes escuchar sin juzgar.
3. Habla desde la emoción, sin censura
Este es tu momento. No tienes que ser fuerte ni entender todo. Puedes simplemente sentir. Di lo que llevas dentro, aunque suene confuso, aunque duela. En este espacio no hay reglas, solo verdad. Lo que sientes es válido. Todo.

4. Da espacio a tu parte que se arrepiente o se culpa
Quizá aparezcan pensamientos como “no supe cómo hacerlo” o “me equivoqué”. Dales lugar. Háblate con amabilidad. Recuérdate que hiciste lo que pudiste con los recursos y la información que tenías en ese momento. No se trata de evitar la culpa, sino de transformarla en autocompasión.
5. Escucha a tu parte necesitada
Después, siéntate en esa silla y date el abrazo que te faltó. Conecta con tus carencias emocionales, con tus necesidades no atendidas. ¿Qué te hubiera gustado recibir? ¿Qué necesitas hoy para estar mejor? Sé valiente: reconocer lo que necesitas también es un acto de amor propio.
6. Finalmente, activa tu “parte sabia”
Por último, siéntate en esa silla desde tu parte más sabia. Esa que comprende tu historia con ternura y perspectiva. Esa que te anima a cuidarte y a transformarte. Esa parte tuya que te acompaña con paciencia y perspectiva. Deja que te hable. Escúchala.
la silla vacía

Un espacio para sanar
Crear un espacio simbólico donde nuestras emociones, muchas veces ignoradas o reprimidas, pueden ser vistas, escuchadas y validadas. Nos ayuda a autorregularnos, a comprendernos y, sobre todo, a tratarnos con la misma compasión con la que trataríamos a alguien que queremos.
Esta práctica puede adaptarse a diferentes momentos del día, y también puede formar parte del trabajo psicoterapéutico en consulta. Es especialmente útil en procesos donde hay emociones intensas, bloqueos o necesidad de reconciliación interna.
Este ejercicio puede parecer simple, pero es profundamente transformador. A veces, lo único que necesitamos es sentarnos con nosotros mismos, sin exigencias, sin máscaras, y decirnos: estoy aquí, te escucho, estoy contigo.
Si estás atravesando un momento difícil, puedes volver a esta silla cada vez que lo necesites. No está vacía. Está llena de ti.
Si quieres probarla, te invito a hacerlo con calma, en un espacio tranquilo y sin expectativas. A veces, solo con dar voz a lo que sentimos, ya estamos sanando.
Recuerda: no tienes que poder con todo
Tener ansiedad o sentirse estresado/a no es signo de debilidad, es una señal de que has estado siendo fuerte durante demasiado tiempo sin pausa. Reconocerlo y actuar a tiempo es una forma de cuidarte. No estás solo/a, y no tienes que sostener el mundo tú solo/a. Pedir ayuda también es una forma de avanzar.
Ansiedad en el día a día
Una silla vacía para sentirte más cerca de ti
Una técnica sencilla para regular emociones con amor y presenciaUna silla vacíaA veces, las emociones nos atropellan. Llegan sin avisar, como una tormenta, y no sabemos muy bien qué hacer con ellas. ¿Te ha pasado? Es normal. No nos enseñaron a escucharlas, mucho menos...
Ataques de pánico: cuando la ansiedad estalla sin avisar
Ataques de pánico: cuando la ansiedad estalla sin avisarImagina estar haciendo algo cotidiano —ir en el metro, trabajando, cocinando— y, de pronto, tu corazón se acelera, sientes que te falta el aire, que te vas a desmayar o incluso morir. Es posible que estés...
Ansiedad: cuando tu mente va más rápido que la vida
Ansiedad: cuando tu mente va más rápido que la vidaLa ansiedad es una de las razones más frecuentes por las que las personas acuden a consulta psicológica hoy en día. Y no es casualidad. Vivimos en un mundo donde parece que siempre hay que estar disponibles, ser...
Puedo ayudarte?
Si quieres concertar una cita llámame o mándame un WhatsApp al +34 600 632 142, escribe un mail a psicologacelinamcintosh@gmail.com o rellena el siguiente formulario y me pondré en contacto contigo.